sábado, 15 de febrero de 2014

Una noche de película

Llegué al nuevo depa de Juan, un espacio pequeñito con solo una cama y tele. Nunca ha tenido mucho, pero a este lugar se le notaba la zona. LLevé pizza para ver pelis. Apenas llegué, me soltó un "Apestas a ajo". Me mandó a bañarme y cambiarme de ropa. ¡Acababa de terminar un turno de casi 12 horas! Me dio ropa de él (una playera enorme que parecía túnica) con onda medio prepotente. De mala gana me bañé y me cambié.

Salí, me senté en la cama y abrí un refresco porque no había comido nada (hay una historia larga, pero mi trabajo en fines de semana es muy movido y no hay un minuto para descansar). Terminé el refresco mientras le contaba mi día y empezamos la peli. Estaba sentada en la cama, junto a él. A los pocos minutos, abrí otra lata de refresco y... ¡maldición, se derramó! Tomé lo que pude rápido, pero unas gotas cayeron en la cobija. Le pedí disculpas y le dije que la lavaría. Su respuesta: "¿No sabes que debes de abrir los refrescos encima del bote de basura?" Yo le dije: "¡Pero el primero no explotó!" Su respuesta: "DEBES SABER que las latas de refrescos se abren encima del bote de basura". En ese momento, empezó a molestarse bastante conmigo. "Necesito un cigarro", dijo y salió.

Aproveché que estaba fuera para abrir las cortinas. Quería ver las luces de la ciudad. De madrugada la Ciudad de México se ve increíble. Lo vi afuera, lo saludé sin pensar nada malo. Tiró el cigarro al suelo y entró corriendo: "¡Nunca abras las cortinas!" Yo, tranquila: "Ok, solo quería ver la vista". Él: "¡La vista! ¡Todo el mundo nos verá!" Yo: "Ok, ok". Cerró las cortinas y nos sentamos a ver la peli. Había una tensión mala onda en el ambiente. ¿Para qué me invitó si estaba de mal humor? Yo que esperaba una noche de pizzas, peli y sexo, ahora tengo que estar disculpándome por todo. Abrí un contenedor de plástico con galletas, comí una y la dejé en la cama. Era una simple galleta de azúcar. Ni siquiera tenía platos. Paró la peli de golpe, se levantó y se indignó por la galleta. Me dijo que la recogiera, la señaló como si hubiera un alacrán o algo así.

Todo este drama lo entendería si él fuera siempre una persona limpia. Pero no lo es. Una vez fui a su casa anterior y tenía el piso lleno de empaques de comida rápida vacíos. Ni los había recogido, los dejó ahí y yo me tropecé. También suele tener basura por todas partes. Depende de su humor. Una vez estaba sentado en medio de la cocina con basura por todas partes. Pero al día siguiente, cuando fui, estaba todo limpio otra vez. Y, literalmente, abrí un muffin y se enojó porque no lo abrí encima del bote de basura. También vino a mi casa una vez y reorganizó toda la cocina. Ni siquiera exagero. A mí me gustó cómo quedó, pero luego se enojó porque dejé un vaso sucio en el fregadero.

A veces no sé cómo comportarme cuando estoy con él. Me siento súper controlada y eso no me gusta. Si no cogiera tan rico...