viernes, 24 de octubre de 2014

Medio estornudé, medio tosí.

Este clima no me sienta bien. Hace un momento sentí que me venía un estornudo, cuando tomé una bocanada de aire la garganta se preparó para toser, así que tosí y estornudé al mismo tiempo. Sonó bastante raro. Pensé que me iba a ahogar. Medio estornudé, medio tosí. La nariz se quedó con ganas de estornudar apropiadamente y la garganta con ganas de aclararse bien. Se lo conté a mi mamá, pero como estaba rezando no me hizo caso.

sábado, 23 de agosto de 2014

Quiero bañarte de vida

Soy veracruzana. De ahí, del meritito Golfo de México. Me encantan el agua del mar y el calor. El calor beneficia a las plantas y a los bichitos que viven de ellas y después alimentan a otros bichos más grandes que se comen las plantas y los bichitos. Así empieza toda la biosfera que nos da la vida.

Adoramos dioses que nunca existieron pero nos olvidamos del astro maestro. El sol que crea que la vida, la cuida y la protege. Te quita la gripe horrible que te parte los huesos y da catarro, pero sobre todo, te quita la depresión, porque nadie puede estar triste en un día verde y soleado.

Es un Dios que no se anda con amigüedades. Te dice quién eres y qué haces aquí. Si no lo sabes es porque no le has escuchado, ni sentido. Si quieres saberlo tienes que pararte frente a él, esperar hasta que te ilumine con toda su inmensidad y entonces sí, pregúntale a grito pelón quién soy, qué hago aquí. No le preguntes si tu marido te es infiel, si tu novio te quiere y se casará contigo, cuantos hijos tendrás o hasta cuando vivirás. Eso no lo sabe, ni le interesa.

Un día soleado es como un beso en la mañana, como un buenos días mi cielo, levántate. Te amo. Estoy aquí afuera, esperándote. Quiero bañarte de vida. Un día nublado es nostágico, pleno de lo que pudo ser, de dónde estarías, de ojalás, de hubiera hecho esto o aquello, de niños tristes y tristes lágrimas.

Cuando me quejo del frío los chilangos me dicen abrígate y de a poco en poco te acostumbrararás. No quiero acostumbrarme a morir de a poco en poco todos los días.

viernes, 22 de agosto de 2014

La vida sin hijos

No era usual verlos en el restaurante, pero eran de la zona y a veces me los encontraba paseando al perro en las calles de la Condesa. Eran una pareja que andaban en los cuarenta y tantos años y tenían un hijo un poco menor que yo. Él chico era agradable y se parecía mucho a su padre. Cuando me tocaba atenderlos los saludaba como si los conociera de toda la vida, les hacía una breve charla para hacerlos sentir bienvenidos y luego preguntaba qué querían ordenar.

Un sábado por la noche llegaron al restaurante sin el hijo. Después de cenar se tomaron varias botellas de vino tinto y se les veía muy animados. Cuando pidieron la cuenta se me ocurrió preguntar qué estaban festejando. ¡La vida sin hijos! dijo él, casi gritando. La esposa aplaudió y el esposo río a carcajadas. Así fue como me enteré que el hijo se había ido a estudiar al extranjero.

Me pareció un buen motivo para festejar, así que les regalé dos copas de vino de la casa (una marranilla horrible que Moi daba de cortesía cuando la cuenta era grande), serví un poquito para mí y brindé con ellos. Intenté venderles otra botella de vino pero ellos preferían seguir la fiesta en algún bar cercano.

En ese tiempo me la pasaba de fiesta en fiesta y exceso en exceso, así que bromeando les dije que quizá me los encontraría más tarde, cuando terminara mi turno. Sin pestañear la esposa comentó que iban al Leonor y que sería genial que me encontrara con ellos ahí. Me pareció un poco raro que me invitara pero no le di importancia, todo el tiempo coincidía con clientes del restaurante en los bares de la Condesa.

El Leonor era un antro muy exclusivo que estaba a dos cuadras de la pizzería. Les comenté que ese antro estaba muy lejos de mi alcance. ¡Era demasiado caro! Pero entonces él dijo ¡Deberías ir! Por el dinero no te preocupes. La vamos a pasar increíble y después podemos seguir la fiesta en casa. ¡Tenemos alcohol como para abrir una farmacia! Eso me tomó por sorpresa. Nunca esperé que la conversación fuera en esa dirección. Solo sonreí y mientras limpiaba la mesa les dije que lo pensaría.

El marido sacó la billetera para pagar la cuenta y yo salí volando de ahí. Esperé a que se fueran, pero seguían en la mesa platicando de quién sabe qué. Regresé para preguntar si todo estaba bien y recoger las copas vacías del último vino. La esposa se levantó de su asiento y dijo con voz un poco ebria "Si vienes yo me encargo de que pases una noche que nunca podrás olvidar". El señor me dio una palmadita en el trasero y dejó quinientos de propina. Luego se fueron.

Si hubieran dicho que la farmacia también tenía químicos tal vez me hubiera animado.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Amigo y amor de mierda

En el verano del 2010 me enrollé con el hermano del dueño de la pizzería donde trabajaba. Era un tipo encantador, moreno, esbelto, con mucho vello en todo el cuerpo y un carísma que no le he conocido a nadie más. Nos veíamos a escondidas porque él era mucho mayor que yo y decía que no quería meterme en problemas. Delante de la gente lo trataba como si nada, pero todos en el restaurante sospechaban que algo pasaba y bromeaban con eso. Yo me hacía la loca.

Además de guapo era inteligente pero también muy holgazán. Su vicio era dormir y era hábil para alejarse de cualquier cosa que significara trabajo. Todo el tiempo hacía planes descabellados para ganar dinero fácilmente: organizaba rifas con boletos baratos y premios extraordinarios que nunca entregaba, hacía pirámides de dinero y cuando las cosas se ponían color hormiga no asomaba la cabeza hasta que el asunto se calmaba. Vivía de a gratis con su prima en lo que conseguía su apartamento soñado, cosa que jamás sucedió.

Llegaba al restaurante de vez en vez, por lo general cuando no estaba su hermano ahí. No le gustaba salir de su apartamento, sólo lo hacía cuando necesitaba dinero o para sonsacar a alguien con alguno de sus ingeniosos negocios. Si le preguntabas por qué no se conseguía un trabajo decía que un amigo suyo estaba en la política y le había prometido un buen puesto en el gobierno federal, pero que había que esperar. Para mí que se estaba escondiendo de alguien. Un día lo sorprendí agarrándo dinero de la caja. Cuando me vió solamente me guiñó el ojo y dijo que era para comprárme un regalo, que por supuesto nunca me entregó, pero desde entonces me dí cuenta que cada vez que él iba a la pizzería no coincidían los cortes de caja.

Chateábamos todas las noches hasta muy tarde y nos veíamos en el apartamento de su prima cada que se podía. Aunque habíamos dicho que lo nuestro era solamente una relación de amigos yo me estaba encariñando mucho con él porque a pesar de todo tenía una personalidad extremadamente positiva y siempre hacía sonreír a todos. La última vez que lo ví sucedió algo terrible.

Esa tarde llegó al restaurante y como el lugar estaba vacío aproveché para decirle que extrañaba besar su pollito. Se hizo el molesto y argumentó que no era un pollito, sino un avestruz, un gallo de pelea o lo menos un pato silvestre. Nos reímos con ganas y los chicos de la cocina asomaron la cabeza. Como seguía haciéndose el difícil le prometí en voz bajita que si nos veíamos más tarde le dejaría magrearme los senos como a él le gustaba. Lo pensó un momento y al final dijo dale, te espero en la noche.

En cuanto terminé el turno fui a encontrarme con él a su apartamento. De verdad tenía muchas ganas de portarme mal. Cuando llegué le conté que había sido un martirio esperar el microbus para ir a verle e intenté convencerle de que la próxima vez él debería ir a mi apartamento, pero en cambio quiso venderme boletos para la rifa de un automóvil. Saqué mi billetera para mostrárle que solo tenía dinero suficiente para regresar a casa. Tomó el dinero y dijo que cuando le diera el resto me entregaría los boletos. Pucha, que bueno que no le enseñé el billete de 500 que siempre traigo escondido para cualquier emergencia.

Luego me tomó de la mano y nos encerramos en su habitación, puso el aparato de la música a todo volumen para que su prima no escuchara lo que pasaba ahí -como siempre- y empezamos a hacer cositas ricas, pero no entraré en muchos detalles porque quiero ir al punto que vine a contar.

Estaba inclinada sobre la cama y él me estaba dando por detrás mientras jugaba con sus dedos en mi culo. Se sentía bien. Dijo que estaba a punto de terminar y se me ocurrió preguntarle si quería venirse dentro de mi trasero. De inmediato dijo que sí.

Ahora bien, él y yo ya habíamos hecho anal antes. Siempre lo he disfrutado. Y aunque le dije que él había sido el primero en entrar por ahí la verdad es que yo había descubierto el placer anal mucho tiempo antes de conocerle. Nunca había tenido ninguna complicación a parte del dolor inicial, que es normal. Bueno, esta vez iba a ser diferente.

Primero le hice un oral para que lo tuviera duro y húmedo, luego me puse en cuatro, levantándo un poco el culo para quedar a la altura adecuada. Entró despacio para dejar que me acostumbrara y pasara el dolor, después sin mucho preámbulo, tiró de mi cabello y empezó a moverse más rápido. Durante un tiempo se sentía bien, muy bien de hecho. Hasta que empezó a doler. Le dije que lo sacara, puse saliva en mi mano y la unté en su miembro, después lo encaminé y lo volvió a meter.

Unos segundos después empecé a notar varias cosas. Primero, me di cuenta que mi mano estaba pegajosa. Sí, la misma mano que usé para untar saliva en su pene. La miré y estaba cubierta de mierda. Mi propia mierda. Segundo, él estaba perdiendo dureza rápidamente, pero como es de los que no se rinden seguía dándole enfurecidamente. Tercero, mi trasero hacía ruidos raros, clap, clop, clap. Cuarto, miré por debajo y me di cuenta que había mierda en toda su entrepierna.

Demonios. ¿Por qué seguía dándome por el culo? Le había cagado toda la verga y el pobre no decía nada para no hacerme sentir mal. Después de esto no podría verlo a la cara jamás. Necesitaba encontrar una salida a esa situación. Todo esto pasó en cinco o diez segundos, máximo. Así que le dije que deberíamos irnos a la regadera. Él estuvo de acuerdo y yo prácticamente salté de la cama evitándo mirarlo a los ojos.

En su habitación no había baño, así que me cubrí el frente del cuerpo con la sábana de la cama, abrí la puerta y me encontré a la prima cenando frente al televisor. Sólo atiné a decir ups! y pasé frente a ella como si fuera normal andar con el culo cagado al descubierto.

Me metí a la regadera para enjuagarme. Escuché cuando Peralta apagó la música y cinco segundos después entró al baño. Todo lo que pude decirle fue demonios, que pena. Me abrazó y dijo no te preocupes, esas cosas pasan. De verdad me sentía muy apenada. No podía ni siquiera mirarle a los ojos. Me tomó de la barbilla para levantar mi cara y me dio un rico beso.

Tomé la barra de jabón, me puse en cunclillas y le lavé con mucho cuidado el miembro y la entrepierna. No tardó mucho en ponerse duro otra vez, me miró con cara de querer continuar la fiesta. Esta vez no le importó que escuchara la prima.

martes, 19 de agosto de 2014

Una experiencia bizarra

Aquella noche comí más tabletitas del amor de las que cualquier ser humano puede soportar. De acuerdo a los rumores me besé con cuatro chicos, incluyendo a mi maestro de Historia. Tengo la mala costumbre de dejar pasar meses y meses en celibato y luego dejar salir toda la pasión de un solo golpe. La calentura hay que dejarla fluir, porque si no luego anda una de puta, dice mi prima Inés.
Según Juan, pelé un plátano lentamente y lo devoré con indecencia sin perder contacto visual con el maestro. Juan nunca dice mentiras, pero yo a todos les digo que eso se lo inventó. Solo recuerdo a la chica que despertó junto a mí en la habitación. Tenía más aretes en la cara que el joyero de mi abuelita. El pie derecho me dolía horrible. Estaba morado y ardía con la fuerza de mil soles, como si Satanás hubiera meado sobre él. Eso nadie me lo pudo explicar.
Mientras yo me frotaba el pie con un bálsamo de mariguana que me regaló Juan -que según él cura casi todo-, ella preparaba café. Estuvimos en silencio un rato, hasta que me preguntó si recordaba lo que había pasado con el chico que nos llevó al apartamento. Puse cara de no saber de qué hablaba y me contó con risa burlona que estuvimos tonteando los tres en la sala, pero el tipo estaba duro y dale con que quería que le hiciera una lluvia dorada. Lo llevé a la bañera vacía y fría, se sentó en el piso helado y permaneció ahí desnudo durante lo que parecieron horas porque yo era incapaz de hacer pis. Finalmente me las arreglé para derramar unas cuantas gotitas y él se retorcía y gemía como algo sacado de una película porno de bajo presupuesto. En fin, una experiencia bizarra es mejor que ninguna experiencia.

lunes, 18 de agosto de 2014

Estás dando vueltas en mi cabeza ahora mismo

Hace unas semanas me contactó por Facebook una compañera de los tiempos del colegio. La conocí cuando teníamos unos 15 o 16 años. Ella era flaquita, tranquila y algo tímida. En cambio yo era muy rebelde y siempre andaba metida en problemas, así que no era muy mi onda.

Estuvimos chateando varios días. Hablamos de los viejos tiempos y de amigos en común. Cuando me preguntó por qué no tenía novio le confesé que los chicos no eran lo mío. Se sorprendió un poco, pero en realidad creo que ya lo sabía.

Ella dijo que era hetero, que no le había ido muy bien con los hombres pero no por eso dejaban de gustarle. La plática continuó y de tanto insistir al final admitió que alguna vez le había pasado por la cabeza la idea de experimentar con otra chica.

Mientras platicábamos revisé sus fotos del Face y me quedé de a seis. De aquella flaca desnutrida del colegio no quedaba nada... ¡Se había convertido en un verdadero bombón! Se lo dije y contestó que yo le parecía muy linda, también. Quise tentar un poco el agua y le solté algunas frases en tono de broma, del tipo "¡Estás muy ensabanable!", pero sólo se reía y no me daba mucha bola, así que no seguí machacando el asunto. Le conté que el fin de semana iría a Veracruz y le dije que sería divertido ir a tomar un café juntas. Aceptó.

Ayer la vi por primera vez después de tanto tiempo. Fuimos al café. Tuvimos una plática muy entretenida. Como era domingo cerraron el café temprano y a mí todavía me quedaban unas cuatro horas para tomar el bus de regreso al DF, así que fuimos a su casa a hacer tiempo. Ahí, en la cocina de su casa aproveché la oportunidad y la besé. Fue increíble porque me recordó cuanto me gusta besar y que me besen, pero besar mucho y con ansiedad mordelona. Sentir el sabor de su boca, su respiración en mis oídos y la caricia de sus labios en mi piel.

Nos metimos a su recámara y estuvimos besándonos y acariciando nuestros cuerpos un buen rato. Me hubiera gustado ser un pulpo para tocarla con mis ocho tentáculos. Lo mejor fue cuando se metió entre mis piernas y sorprendentemente me dio el mejor oral que he sentido en toda mi vida. Tuve que detenerla para preguntarle si había sido honesta con eso de no haber estado con una chica antes y su respuesta me puso a volar: "¡Llevo años esperando para hacer esto contigo!". Demonios, eso es lo más caliente y hermoso que me han dicho en la vida.

Cuando me di cuenta de la hora tuvimos que salir a toda prisa rumbo a la estación porque me iba a dejar el bus. En el camino le pregunté a qué se refería con eso de que llevaba años pensando en mí, pero dijo que le daba un poco de vergüenza hablar de eso. Me despedí con un beso en la mejilla porque había gente alrededor, pero me aseguré que el beso fuera muy cerca de sus labios y la hice prometer que me visitaría pronto en el DF. Estando en la carretera recibí un mensaje suyo en el celular. "Estás dando vueltas en mi cabeza ahora mismo."

miércoles, 21 de mayo de 2014

Voy a destruirle de la manera más hermosa

Confieso que me he propuesto una venganza terrible: Le llevaré a museos, monumentos, restaurantes, cines y parques. Besaré sus labios en cada lugar hermoso de esta ciudad para que cada vez que regrese a ellos sienta mi presencia como se siente el sabor a sangre en la boca. Le escribiré mensajes, cartas y poemas de amor.  Voy a destruirle de la manera más hermosa posible. El día que finalmente me vaya entenderá porque a los huracanes les ponen nombres de personas.


lunes, 12 de mayo de 2014

Un hermoso regalo

Como dije en la publicación anterior, estoy muy conmovida por todas sus muestras de cariño. Quiero compartir con ustedes un mensaje que me hizo inmensamente feliz. Muchas gracias a +Desiree Alfonzo por sus palabras tan hermosas que leo y releo para llenar mi espíritu de energía positiva.


sábado, 10 de mayo de 2014

Un año más

Esta vez quizá me falten palabras, pero quiero que sepan que me siento inmensamente emocionada y agradecida con tantas personas que rodean mi vida, a los que están conmigo hoy y a los que han estado en un momento u otro, junto a mí con un tierno abrazo y palabras sinceras. También agradezco a los amigos que me conocieron por mis historias y que sin conocerme personalmente se acordaron este día de mí. Sin duda son más que un motor para seguir escribiendo. Gracias familia, amigos, gracias a todos con todo mi corazón por sus muestras de amor hacia mi persona en el día de mi cumpleaños. ¡GRACIAS!

jueves, 17 de abril de 2014

Jeny

Todo el p... día quise venir a escribir, pero por x o y no pude. A esta hora voy en el autobús, escribiendo en el iPad con un señor junto a mí echando ojo a lo que escribo. Ni modo. Así es esto de los diarios.
Bueno, les cuento. Existe esta persona. Vamos a llamarla Jeny. La conocí recién y nos hicimos buenas amigas. Nos mandamos correos o Whatsapps durante el día y a veces hablamos largo rato por teléfono. El asunto es que últimamente ha estado actuando de una manera que no me gusta. Ejemplos: Manda mensaje 'Hola!" y si no le contesto de inmediato se molesta y manda mensajes reclamándome. Se ofende si le digo que no puedo comer o tomar el café con ella. 
Hace unos días le dije que no podía salir a restaurantes/antros todos los fines de semana porque no me alcanza el dinero, si acaso puedo una vez al mes y no siempre, y en lugar de ser comprensiva me estuvo jorobando el alma con que solo se vive una vez, el dinero va y viene, Dios proveerá, etc. En fin. Es rara.
Siempre se queja de que está gorda, que debería bajar de peso y cosas así. Un día estuvo duro y dale con eso, que la lonja asquerosa por aquí y por allá y se me ocurrió decirle que si tanto asco le daba su cuerpo que mejor lo sacara de su mente y dejara de hablar de eso. Error. Por la noche me mandó un mensaje sentidísimo diciendo que nunca pensó que me diera asco su cuerpo. Tuve que disculparme mil veces a pesar de que no lo dije en ese sentido.
Desde entonces dejó de hablar de su cuerpo y empezó a hablar del mío. Que si estoy muy flaca. Que casi no como. Que la anorexia es peligrosa, que me voy a morir. En fin. Fuimos a cenar hace unos días (le dije que no tenía dinero, pero insistió tanto que no me pude negar), ella pidió un corte de angus al no sé qué y yo una ensalada y delante de la mesera gritó ¡Sabía que ibas a pedir una ensalada! Y empezó a carcajearse buscando la complicidad de la mesera que solo le sonrió y se fue. Toda la cena fue regañarme por no comer, por correr en las mañanas (que hueva, según), por fumar hierba cuando estoy sola, por no salir más, etc. 
Como ya estaba un poco harta de que toda la plática fuera sobre mí le inventé que no me podía quedar hasta después de las 11 porque había quedado de verme con mi amigo Juan. Ay, mi madre, hagan de cuenta que estaba con mi marida. Se empezó a quejar de que la abandonaba para irme a fajar con un hombre, que el sexo es placer pasajero pero la amistad es para siempre, que no se vale ponerle horario a la amistad, etc. Total, que empezó a tomar vodka tras vodka y cada dos o tres tragos checaba el reloj y me decía "ya falta X tiempo para que te den tu revolcón" o cosas así. 
El caso es que cuando traen la cuenta me empiezo a despedir, pero como es de esos restaurantes que tienes que pagar en la caja pues allá vamos. Llegamos a la caja y le dice a la señorita "cobre la mitad a esta tarjeta" y se pone a hojear revistas y yo con el ojo cuadrado porque me comí una ensalada de 79 pesos y una naranjada natural sin azúcar que no sé cuanto costó pero no creo que más de 40 pesos, más propina lo mío eran como 150, pero la cuenta total era de 900 y tantos por todo lo que ella pidió. Así que con todo el dolor de mi alma saqué el billete de 500 (que es mi reserva para casos de emergencia) y le dije a la cajera que el cambio lo dejara de propina para la mesera, porque alguna vez fui mesera y sé las chingas que se lleva una.
Cuando salimos del restaurante le pedí al valet que llamara un taxi. Estábamos a dos cuadras de mi depa, pero Jeny vive a una media hora más o menos de ahí. Tiró indirectas de irse conmigo a casa de Juan pero me hice la que le habla la virgen. Cuando llegó el taxi le dije adiós con la mano y ya me iba pero ella se me acercó mucho y dijo "Que no te vas a despedir de mí?" y me tiró un beso que apenas logré esquivar.
Bueno, hasta acá te he contado puras cosas malas de ella y pensarán qué demonios me pasa por tener una amiga así, pero en realidad estar con ella es muy divertido. Es muy inteligente y súper ocurrente. Siempre tiene algo que contar, sabe de muchas cosas y conoce a mucha gente.
Y bueno, hoy por la mañana me habló para preguntarme mis planes para semana santa y le dije que iría a Veracruz a pasarla con mis padres y sorpresa: Decide en ese momento que también va a Veracruz. Me preguntó si podríamos vernos allá. Le dije que iba en plan tranqui, que en Vera no salgo mucho porque no quiero recaer en ondas que no me hacen bien, ni ver a gente que no me conviene, pero que no tenía plan ni nada mejor que hacer, así que podíamos ir a un café. Se ofendió porque le dije que no tenía nada mejor que hacer y me colgó. Bueeeenooo... Qué se le va ha hacer, pensé.
El asunto es que hace rato me mandó un mensaje avisando que ya está en Vera pero que no consigue hotel y quiere saber si se puede quedar conmigo en la casa de mis papás y ahora tengo que explicarle que yo voy en el bus, pero rumbo a Puebla, porque mis papás decidieron pasar la semana santa con los compadres en Cholula.

sábado, 12 de abril de 2014

Sansa, la abeja.

Algo terrible pasó hoy. Subí a la azotea del edificio a fumarme un porrito. O dos. Normalmente fumo mientras veo pasar los coches ahí abajo, pero como era temprano llevé el iPod, los audífonos y la increíble y triste historia de la cándida Erendira y su abuela desalmada.


El día estaba fresco y hermoso. Las flores primaverales brotaban de los árboles y los pájaros andaban felices, como en fiesta de pueblo. De verdad que este año la primavera le llegó con todo a los árboles de la calle.


Dejé el libro en la mesa y apenas encendí el primer porrito apareció una abeja. No temo a las abejas pero tampoco es onda que me anden rondando. La espanté con la mano una, dos, tres veces, pero estaba necia en zumbar cerca de mí. Cuando se detuvo en la mesa le eché una bocanada de humo para ahuyentarla pero en lugar de volar se quedó zumbando en su lugar.


Pensé que le había gustado y aprovechando que no se movía de ahí le eché dos fumarolas más. Huy! La hubieran visto. Caminaba de un lado a otro de lo más coqueta. Ya no volaba, ni me amenazaba.


¡Abejita linda, ya eres mi amiga! Sansa te llamaré, por pequeña, rubia y hermosa. Te leeré algo, guapa. Una historia hermosa que podrás contarle a tus hermanas abejas.


Tomé el libro y empecé a leer, con voz tierna y pausada, como si le leyera a un niño: "Eréndira estaba bañando a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia. La enorme mansión de argamasa lunar, extraviada en la soledad del desierto, se estremeció hasta los estribos con la primera embestida..."


No había terminado el primer párrafo cuando Sansa, la abeja, brincó de la mesa y se posó en mi hombro, quizá para escuchar mejor. El instinto me hizo reaccionar y en un rápido movimiento estrellé el libro contra su cuerpo diminuto.


Cayó al suelo lentamente, inmóvil, aplastada e inerte. Oh, Dios. Maté a mi amiga la abeja. Al menos se fue tranquila, pensé. Un toque en nombre de Sansa, la única abeja que mi amiga fue y que por error maté.

miércoles, 9 de abril de 2014

Examen final de Estadística

Quinto semestre de la carrera. Examen final de estadística aplicada a la comunicación. Mientras nos entregaba las hojas de prueba el profe nos advirtió que cuando termináramos debíamos esperar hasta que acabara el último porque quería que todos saliéramos del salón al mismo tiempo.

El examen lo hice en unos veinte minutos, no más. La verdad es que en ese tiempo se me daban bien los números. Saqué un libro de historia y me puse a estudiar para el siguiente examen. Alguien llegó y el maestro salió del salón. Mis compañeros se pusieron inquietos. Era la oportunidad para copiar.

- Valeria... ¡Pásame tu examen!

Obvio me hice la occisa, pero me empezaron a hostigar y amenazar. Les dije que no. Uno de ellos se paró y me lo arrebató. Maldición. Pensé que el maestro se daría cuenta y me reprobaría.

Rolaron mi examen por todo el salón. Los chicos borraban lo que habían escrito en sus hojas y copiaban a toda velocidad mis respuestas. Después pasaban mi examen al siguiente. El maestro se asomaba de cuando en cuando para checar que todo estuviera en orden. Estaba furiosa. Cuando terminaron me regresaron mis hojas todas arrugadas. Estaba al borde de las lágrimas. Pinches huevones.

Uno de los chicos le avisó al maestro que ya habíamos terminado y salimos del salón entregando las hojas de respuestas en la puerta. Tenía tanto coraje que estuve a punto de acusarlos, pero no quise pasarme el resto de la carrera siendo una recha.

Dos semanas después publicaron los resultados de los finales. La mitad del salón reprobó estadística. Eran dos exámenes diferentes y nadie se dio cuenta. El karma es cabrón. Jeje.

martes, 8 de abril de 2014

El último bus

Tarde en la noche. Espero el último bus de regreso a casa. Llega un señor a la parada. Se sienta junto a mí. Pasa de los sesenta años. Por el rabillo del ojo me doy cuenta que me está hablando. Me quito los audífonos. Me saluda otra vez. Conversamos del tiempo, la tecnología, los aparatos de música modernos y otras cosas. La plática deriva en cuestiones personales. Me cuenta que es viudo desde hace algún tiempo. No tiene hijos y se siente muy solo. Es un poco excéntrico. Cada vez que me mira siento que quiere penetrarme hasta el alma, pero en realidad parece inofensivo. La falda me cubre hasta las rodillas, justo donde tengo un raspón. Pregunta qué me pasó. Le digo que no es nada, solo un raspón que me hice en el deportivo. El viejo comenta que es una pena que no cuide mi piel tan linda. Sonrío incómoda. Sonríe también con dientes manchados de tabaco. Dice que le encantaría ver el resto de mis piernas. Me quedo callada y busco en la calle señales de mi bus. Nada. La conversación va de mal en peor. Empieza a hablar de sexo. Intento ignorar sus insinuaciones y hablo de otras cosas, pero él no se da por enterado. Tomo mi teléfono, lo activo y pretendo que hablo con un amigo. Pone su mano en la banca, muy cerca de la mía. Su dedo meñíque me acaricia. Retiro mi mano y lo miro con temor. Sonriendo con amabilidad, como si estuviera jugando, dice "De ti depende si lo haces fácil o difícil.". Me toma de la muñeca. Forcejeamos. Llega el bus que va hacia el centro. Me queda al otro lado de la ciudad pero la situación no está para ponerse chula. Intento safarme y me aprieta muy fuerte, lastimándome. Pateo su espinilla y cuando me suelta me trepo corriendo al bus que va vacío. Me siento cerca del chofer para que me ayude por si el viejo entra también. Por la ventana lo veo. Se ha quedado ahí. Me mira sonriendo mientras se soba la pierna. El autobus avanza de prisa por las calles vacías. Mi cuerpo tiembla de miedo. El chofer me mira por el espejo. Pregunta si estoy bien. Le digo que sí. ¿Qué te pasó en la rodilla? Una niña bonita como tú no debería...

sábado, 5 de abril de 2014

Palabras de consuelo

Era uno de esos días en que todo te sale mal. Me compré uno de naranja porque pensé que nadie podría estar triste con un helado de Roxy en la mano. A la primera lamida se cayó la bola de helado y desesperada me senté en una banca a llorar. El policía de la esquina se acercó y me dijo 'No llore, negrita. Nadie merece sus lágrimas. Además, con ese culo hombres no le han de faltar.'

lunes, 31 de marzo de 2014

Recortes de papel

Mi mamá es de esas mujeres de iglesia que a todo el mundo quiere convertir a la religión católica. Su estrategia es sencilla: una vez a la semana escoge una oración a la virgen y después le saca unas mil copias que reparte a extraños en la calle. - Joven, ¿Es usted católico?

El asunto es que este fin de semana fui a Veracruz a visitar a mis padres. El domingo llevé a mamá a misa y después me pidió que la llevara al Office Depot a sacar copias de sus oraciones. Generalmente me hubiera negado porque sé que en ese lugar se tardan una eternidad en atenderte, pero habíamos pasado unos días tranquilas, sin pelear, y no quise arruinar el momento.

Cuando llegamos nos tocó el turno 65 y apenas iban por el 42. Demonios, a esperar. Hacía calor y mi humor estaba empezando a ponerse gris cuando vi a la creatura más hermosa que ha pisado esta tierra. No pasaba de los veinte, traía el cabello negro, lacio y la piel muy blanca que resaltaba en su minifalda cortita de mezclilla azul, con blusa y cinturón cafés y sandalias de mohicana.

Estaba en el mostrador de las copias, junto a nosotras. Iba acompañada de un muchacho que parecía su novio, pero rápido me di cuenta que el chico era gay por su manera de hablar y su lenguaje corporal. Además tenían una conversación algo surrealista. Él le estaba contando que nunca aprendió a usar las tijeras y que no sabía hacer recortes de papel, a lo que ella le decía que eso era una estupidez, que hasta un niño de brazos sabe como cortar papel.

Me gustó su manera de expresarse y, en general, me gustó todo de ella. La miraba embobada hasta que mi mamá metió su cuchara y le dijo a la chica que yo le ayudaría con sus recortes para que terminara más rápido. La chica aceptó de buena gana y me explicó lo que había que hacer. Me contó que los recortes eran para un trabajo de la universidad. Le pregunté (sabiendo la respuesta) si el chico era su novio y casi se dobló de risa al tiempo que me dijo que no, que no tenía novio. Quise preguntarle en tono de broma si tenía novia, pero no me atreví.

Cuando terminamos los recortes me agradeció eternamente la ayuda y ella y el chico se despidieron de mí con un beso en la mejilla. Yo estaba nerviosa como nunca, pero feliz de verla sonreir. La seguí con la mirada hasta que se subió a su auto y se fue. Me quedé con la sensación de haber conocido al segundo amor de mi vida y haberla perdido en un solo momento. Mamá se acercó y me preguntó qué tal. Haciéndome la desentendida le pregunté a que se refería.

- ¿Cómo se llama?

- No sé, no le pregunté.

- ¡No me digas que no le pediste su teléfono!

Mamá está cambiando. Yo también.

jueves, 27 de marzo de 2014

Messenger 2008

Ing. Lara: Hola, Val.
Miss Valery: Hola.
Ing. Lara: Te ves muy bien.
Miss Valery: ¿Dónde me viste? ¿Cuándo?
Ing. Lara: Aquí. En tu foto del messenger. Jaja.
Miss Valery: Ah. Jaja.
Ing. Lara: Hoy es cumple de Mariana, ¿Verdad?
Miss Valery: No. Fue el viernes.
Ing. Lara: Ah. Ok.
Felicítala cuando la veas, porfas. :/
Miss Valery: La extraño. :(
Ing. Lara: Me imagino.
Buu.
Oye...
Miss Valery: Eu.
Ing. Lara: Tengo un vago recuerdo de haber hablado contigo. :$
Miss Valery: Así es.
El otro día.
Ing. Lara: ¿Lo soñé?
Fuck.
Miss Valery: No entiendo como chingaos pude contestar.
Ing. Lara: ¿Qué dije? :$
Miss Valery: No contesté ni utilice el teléfono en esos días.
Me puse muy mal.
Ing. Lara: ¿Por qué?
Miss Valery: No hubo poder humano que me sacara de la cama en tres días.
Ing. Lara: ¿Qué te dije pues? :$
Miss Valery: No. No por ti. Por mi enfermedad.
Ing. Lara: ¡Aaaaah!
Okokok
¡Uff!
Miss Valery: Sí. Me dormía a mediodía.
Máximo a las 3.
Y no me podía parar hasta el día siguiente.
Ing. Lara: Verga.
Miss Valery: Dormía casi como 18 horas al día.
Ing. Lara: ¿Ya estás mejor?
Miss Valery: Algo.
Aún estoy mal.
Es que me pasó de todo.
Ing. Lara: ¿Qué te dio?
Miss Valery: Tengo anemia.
Y salí positiva en el tífico.
Creo que fue una salmonela.
Y pues aparte mi bronquitis.
Salió un poquito manchado el pulmón derecho en la radiografía.
Ing. Lara: Bronquitis.
Miss Valery: Sipi.
Ing. Lara: ¿Manchado de qué?
Ya te dije que dejes de fumar mota y meterte cosas, pero no me haces caso.
Miss Valery: Pues...
No sé...
No creo que haya sido por la mois. Jaja...
Pero salió una cosa en el pulmón.
Y me dijo papá que era un poquito de bronquitis, que no es tanta pero pala madre.
Tuve que recurrir al remedio casero hoy y me unté tomillo. Huelo a comida y la gente se me queda viendo con deseo.
Ing. Lara: Jajajajajaja
Sorry. Me dio risa.
Pero... Pss ¡Lo que sea con tal de curarte!
Miss Valery: Jajajajaja
Lo sé, lo sé.
Me siento rara.
El tratamiento dura 10 días.
Y llevo 3 apenas. Me falta mucho.
Ing. Lara: Cuídate muchísimo.
Miss Valery: Eso intento.
Ing. Lara: Evita estos pinches cambios locos de temperatura.
Miss Valery: Pero es muy difícil.
Es que está cañón.
En la escuela no hace frio, pero en el servicio sí.
Ing. Lara: Yo igual me enfermé
un poquillo
de tos
pero ya sané.
Miss Valery: Sí supe.
Vi que pusiste en tu messenger "Odio estar enfermo y odio a mi ex también."
O algo así.
Pero ya lo quitaste.
Ing. Lara: Ah sí.
Te odié un día.
Miss Valery: A mí a veces me pasa igual.
Ing. Lara: "Odiar"
Miss Valery: Pero sé que no es odio.
Tú sabes que no se me da eso del odio.
Ing. Lara: Lo sé.
Y no. Lo mío tampoco es odio.
Si no, no estaría aquí hablando contigo.
Pero sí me enojas
muchísimo
y me decepcionas.
Es simplemente que siempre te descubro más cosas
y yo así de ¡Yaaaaaa! ¿Hasta cuándo sabré todo?
Miss Valery: ¿Por qué te decepciono?
¿Ahora qué hice?
Ing. Lara: Pues vi el historial de mensajes de Manú.
Miss Valery: Ajá… ¿Y?
Ing. Lara: Vi sus mensajes desde el fin de semana que cortamos.
Vi su presión sobre ti.
Algo acerca de unas preguntas que te hizo.
Un mail creo.
Mensajes de que él te esperaría.
Etc.
Y no me digas que no
porque me enojo.
Y fue otro golpe para mí.
Miss Valery: Mario... A ver...
¿Otro golpe por qué?
Ing. Lara: Siempre lo dije. Independientemente de todos nuestros problemas, y aunque todavía lo niegues, él SÍ INFLUYÓ en todo.
Pues otro golpe por confirmar que a mis espaldas existía todo eso y que quizá desde entonces cogías con él.
Miss Valery: Mario.
Ing. Lara: Cuando yo te decía que él quería contigo, y tu nooo, para nada
y la verdad es que ya lo sabias.
Miss Valery: Ay… ¿Cómo te explico?
No fue por él que terminamos.
Fue por ti y por mí.
Ing. Lara: Sí.
Miss Valery: No entiendo como todavía hoy...
Ing. Lara: Pero él estuvo ahí.
Presionando indirectamente.
Miss Valery: ...puedes seguir diciéndome estas cosas.
Ing. Lara: Pues porque lo acabo de descubrir.
Miss Valery: O sea... tú no eras feliz conmigo.
No importa lo que me digas.
Lo mucho que me quisieras.
Lo importante es que no eras feliz conmigo.
Yo no te hacia feliz.
No te llenaba completamente.
Ing. Lara: Sí me llenabas, Valeria.
Lee esto:
Trato de escribir en la oscuridad tu nombre.
Trato de escribir que te amo.
Trato de decir a oscuras todo esto.
No quiero que nadie se entere,
que nadie me mire a las tres de la mañana
paseando de un lado a otro de la estancia,
loco, lleno de ti, enamorado.
Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote.
Digo tu nombre con todo el silencio de la noche,
lo grita mi corazón amordazado.
Repito tu nombre, vuelvo a decirlo,
lo digo incansablemente,
y estoy seguro que habrá de amanecer.
Miss Valery: No es cierto. Mario.
No mientas.
Ing. Lara: Léelo por favor. Es de Sabines.
Así me siento.
Miss Valery: Vi tus ojos.
Vi cómo se apagaron.
Los vi cada vez que me decías que te dejara en paz.
Que te diera espacio. Que me alejara de ti.
Decías que no se iba a acabar el mundo si no estábamos juntos. ¿Recuerdas?
Ing. Lara: Flaca…
Miss Valery: Yo sabía que no te hacía feliz.
Me di cuenta y me dolió.
Ing. Lara: Eso lo hemos platicado.
Miss Valery: Y empecé a hacer mi vida, Mario. Sin ti.
Ing. Lara: Para todo se necesita un balance.
Balance que no hubo.
Miss Valery: Y te puse en mi vida en el mismo lugar donde tú me tenías en la tuya.
Por lo mismo para "balancear".
Ing. Lara: Sí, flaca.
Pero lo tomaste como algo malo
y te enojaste
No debió ser así.
Miss Valery: No me enojé, Mario.
Me puse muy triste.
Ing. Lara: Sí. Entristeciste y te alejaste de mí.
Miss Valery: ¿Por qué habría de enojarme con alguien solo porque no me quisiera en su vida de la misma forma que yo le quería a él?
Yo quería otras cosas.
Que tú no querías.
Ing. Lara: ¿Cuáles?
Miss Valery: Y tú querías cosas que yo no quería.
Ing. Lara: Val, todo recae en lo mismo.
Queríamos lo mismo: estar juntos.
Miss Valery: Tú querías seguir en tu mundo de simplemente ver qué vamos a hacer el viernes y el sábado y el domingo. La peda, las viejas, la mota, la tacha y el ácido.
Y sí, eso está bien, es divertido, pero no siempre, ni todos los días.
Ing. Lara: Pero simplemente teníamos diferentes formas de ver las cosas.
No, Valeria.
Sabes que no.
Algunos días llegaba a tu casa.
Esperaba con tu papá hasta que llegabas del colegio.
Miss Valery: Sí, Mario pero no me buscabas a mí.
Te ponías a tomar con mi hermano.
Y cuando llegaba ni me pelabas.
Ing. Lara: Pero así éramos felices.
Miss Valery: Simplemente eras tú.
Solo tú, tú y tú.
Todo eran tú, tus cosas, tus pedos, tu vida, tu rock, tus amigos y a tu novia no la querías ahí, Mario. Lo sabes.
Ing. Lara: No mames, Val.
Miss Valery: Se te olvidaban los compromisos que teníamos.
Ing. Lara: Mira.
Ahí te va.
Esa temporada que exploté no es que no te quisiera a mi lado quería mi espacio, sí, pero al no saber cómo decírtelo sin que hubiera pedos empecé a alejarme de ti.
Miss Valery: Sé que te demandé mucho tiempo.
Ing. Lara: Mal hecho...
Miss Valery: Pero, vamos... Mario... ¡Eres más de diez años mayor que yo! Se supone que deberías ser más maduro que yo. En las mañanas te la pasabas durmiendo.
Ing. Lara: Yo me guardé las cosas.
Miss Valery: Lo sé.
Y no te lo reprocho.
Porque no te voy a reprochar nunca las cosas maravillosas que vivimos juntos.
Cuando empezamos era en plan de desmadre. Tú y yo lo sabíamos. Era algo pasajero y la verdad es que nunca pensé que llegaríamos tan lejos ni que llegaría a quererte tanto.
Pero las cosas terminaron así por algo.
Sé que te demandé mucho de ti.
Pedí demasiado.
Y sé que al final quizá... simplemente no estabas listo para una relación formal con alguien.
Y que en ese momento no querías alguien como yo en tu vida.
Ing. Lara: Valeria...
Miss Valery: No querías una mujer como yo contigo.
Ing. Lara: Espera.
No escribas.
Léeme.
Sí quería y quiero lo mismo contigo.
Simplemente, a pesar de ser menor eres muy madura y siempre ibas mucho más adelante que yo.
Y la brecha se hacía cada vez más grande.
Habían muchas cosas...
Miss Valery: Ya lo sé Mario, no te culpo.
Ing. Lara: Que tú querías
Y que simplemente no era el momento.
La paciencia es una virtud importantísima.
Todo a su tiempo.
Y conmigo te querías devorar el mundo.
Miss Valery: Lo sé, Mario.
Y aprendí mucho de ti.
Ing. Lara: Yo también, créeme.
Miss Valery: Claro que quería devorarme el mundo. ¡Todavía quiero!
Ing. Lara: Y estoy seguro que ni tú ni yo...
Miss Valery: Pensé que tú serías mi compañero, Mario.
Ing. Lara: ...cometeremos los mismos errores.
Sí, Val… y tú también serías mi compañera.
Miss Valery: Perdóname si te rompí el corazón cuando terminamos.
Ing. Lara: ¡Pero no supe manejar tu entrega total!
Miss Valery: Pero tú me lo rompiste cuando anduvimos.
Ing. Lara: No me digas eso.
Mira, Valeria.
Los dos fuimos estúpidos.
Egocéntricos en su momento.
Miss Valery: Lo sé.
Ing. Lara: Inmaduros, etc...
y todo lo que pasó y sigue pasando es una enseñanza.
Miss Valery: Lo sé.
Ing. Lara: No tienes una idea como me he analizado.
Como te he analizado.
Miss Valery: Estaba muy triste y dolida.
Ing. Lara: Como he intentado entender lo que pasaba por tu mente.
Lo que pasa por tu mente ahora.
Miss Valery: Créeme que lo que más me duele en este mundo y lo que me hace llorar aún más que nada es saber lo que pasó con nosotros.
Todo lo que teníamos… todo lo que nos dijimos y nos quisimos y todo lo que te he hecho pasar lo cargo como una pena enorme en mi corazón.
Ing. Lara: ¿Sabes?
Esa pena algún día se irá.
Miss Valery: Todos los días ruego porque deje de doler.
Ruego porque me perdones.
Ruego porque tú estés bien.
Ing. Lara: Valeria...
Miss Valery: Todos los días...
Ing. Lara: Simplemente...
Miss Valery: ...has estado en mis pensamientos.
Ing. Lara: No lo vuelvas a hacer.
Ni a mí ni a nadie.
Miss Valery: ¿Hacer qué, Mario?
Ing. Lara: Todo lo que has hecho.
Como has llevado todo esto.
Como has acelerado las cosas.
Con Manú y todo eso.
Miss Valery: Con Manú no he acelerado las cosas...
Ing. Lara: Yo te sigo amando igual. :(
Miss Valery: Se han dado naturales. Sin presión.
Ing. Lara: Ok. Como digas.
Anduvieron muy rápido.
Eso es un hecho.
Miss Valery: Simplemente... él me ha dado el amor que ha querido darme.
Ing. Lara: Está bien.
Que bueno por ti.
En fin, el punto es que nunca sabré la verdad sobre lo que pasó contigo… con él.
Y ya me harté.
Ya no puedo más.
Odio buscar pistas, enredos, verdades ocultas.
Miss Valery: ¿Qué pistas y qué enredos, Mario?
Ing. Lara: Solo sé que te sigo amando con la pinche puta intensidad de siempre.
Que sigo esperando que regreses.
Y nada más.
Miss Valery: No me esperes, Mario.
Es lo peor que puedes hacer.
Yo ya no soy para ti.
Ing. Lara: No puedo hacer otra cosa.
Este puto amor no se va.
Ya me resigné.
Si bien de ratos estoy tranquilo
Casi siempre estoy triste sin ti.
¿Por qué será?
¿Por qué te tengo cariño?
Miss Valery: No sé.
Ing. Lara: Si no te amara te hubiera olvidado al mes. Dos meses a lo mucho.
Miss Valery: Yo te guardo el mismo cariño.
Como desde la primera vez que me sentí enamorada de ti.
Ing. Lara: Pues esa es la eterna e incontestable pregunta...
¿Por qué estás con alguien más?
No profundicemos.
Ni me respondas nada.
Esa pregunta me la he hecho diez mil veces y no he llegado a nada.
Y me resigné a que no tiene explicación.
Miss Valery: Exacto. No la tiene.
Ing. Lara: Así es.
Miss Valery: Vi por mí, Mario.
Por primera vez en la vida vi por mí.
Ing. Lara: Ten por seguro que esa felicidad que tienes ahorita te la triplico el día que regreses.
Aunque digas misa de que no, uno nunca sabe, bla, bla, bla.
Te lo garantizo.
El día que tu regreses te daré todo lo que me pediste.
Estaré listo.
Y léelo bien...
Miss Valery: ¿Qué te pedí que no pudiste darme, Mario?
Ing. Lara: ...el día que regreses serás mi esposa.
Te lo juro ante Dios.
Eso no te lo pude dar.
Ni un hijo.
Pero cuando regreses estaré listo.
Es en serio, Valeria.
Lo he pensado muchísimo.
Demasiado, quizá.
No importa que andes con Manú.
O que andes con otros después.
No me importa nada.
Cuando regreses estaré listo.
Miss Valery: Mira. En ese momento lo único que quería es que ese rush de adrenalina que siempre tenías me lo regalaras a mí. Quise ser esa cosa que te diera el motivo para levantarte y hacer cosas productivas.
Ing. Lara: Ya aprendí a verte así, Val.
Te amo como nunca amaré a nadie.
Miss Valery: Quería ser tu compañera.
Cocinarte tus alimentos.
Tener lista tu ropa.
Hacerte el amor por las noches (y algunas mañanas también, jeje)
Que trabajáramos para salir adelante juntos.
Que tuviéramos la alegría de ser padres.
Ing. Lara: ¿Leíste lo que escribí?
Miss Valery: Sí, Mario.
Ing. Lara: De verdad.
No sabes los avances que he logrado.
Todo esto me ha ayudado a madurar.
Me ha hecho ver las cosas desde el punto de vista que tú las veías.
Demasiado tarde, quizá.
Es muy duro esperarte, pero es un sacrificio que tengo que hacer.
Y cuando regreses todo lo que hicimos mal ya no existirá.
Miss Valery: ¿Por qué no pensabas así antes?
Ing. Lara: Estoy convencido de que puedo hacer las cosas bien.
Miss Valery: ¿No me amabas? :$
Ing. Lara: Sí te amaba.
Simplemente no me di cuenta a qué grado.
Y cuando te perdí me cayó el veinte.
Vi que pudimos haber hecho las cosas de manera diferente.
Y después de todo este tiempo aquí estoy.
Con el corazón en las manos
Escribiendo las palabras más sinceras que jamás he dicho.
Si esto no es amor, entonces no sé qué es.
Miss Valery: Tus palabras me llegan profundamente.
Ing. Lara: No pretendo desbalancearte.
Miss Valery: Creo que no es necesario que te diga lo que siento por ti.
Ya lo sabes. O deberías saberlo.
Ing. Lara: Me gustaría escucharlo de vez en cuando.
Ahora mismo sería un buen momento...
Miss Valery: Te lo he dicho antes. Siempre serás el amor de mi vida.
Ing. Lara: Los amores de la vida están hechos para estar juntos.
Y tú y yo estamos separados.
Miss Valery: Simplemente...
Ing. Lara: Quiero tenerte de nuevo conmigo.
Miss Valery: Hay veces que no se puede.
Es que de verdad que me doliste mucho, Mario.
Ing. Lara: Hacerte el amor tres, cuatro, cinco veces. Como antes.
Sentir tu piel. Tu mirada de placer.
Tus diabluras, tus mordidas y tus salvajadas.
Tu lujuria constante. Siempre queriendo más y más.
Tu mirada de deseo. Tu sonrisa de satisfacción cuando haces el amor.
Lo que daría por tener tus caricias nuevamente.
No conozco otra mujer tan mujer como tú. Ni creo que exista.
Miss Valery: De verdad que…
Ing. Lara: Pero no solo el sexo.
Extraño las tardes que leías poesía.
O cuando me contabas emocionada la historia del libro que estabas leyendo.
No sabes cuanta falta me hacen esos momentos de tranquilidad.
Aún conservo tus cartas.
Miss Valery: Era la primera vez que me entregaba así con alguien.
Y lo disfrutaba muchísimo.
Pero además era la primera vez que sentía que lo hacía con amor.
Que de verdad sentía que estaríamos juntos para siempre.
Y que cada vez sería mejor y más intenso.
Como aquella vez de la playa.
Ing. Lara: ¡Lo sé!
Y no tienes idea de cuánto me arrepiento.
Porque cuando me alejé se me metió en la cabeza que quizá estarías haciendo esas cosas con alquien más. Entregando tu cuerpo y tus palabras de amor a alguien más.
Y me volvían loco los celos. Pero en lugar de buscarte para aclararlo me alejaba más.
Y todo lo callé. Me lo guardé. :(
Miss Valery: Ya no digas más.
No es necesario.
Lo entiendo.
Ing. Lara: Es lo mejor. Todo lo que ha pasado ha sido necesario.
Digo, me está llevando la verga.
Pero sé, y Diosito me lo va a cumplir.
Que un día regresarás.
Y mis errores quedarán atrás.
Miss Valery: ¿Y si nunca pasa?
¿No vas a vivir tu vida?
Ing. Lara: No.
Mi vida eres tú.
¿No lo entiendes?
No pienso renunciar al amor de mi vida.
Te encontré y sería un pendejo si te dejo ir.
No importa el tiempo que haga falta.
No me importa si andas con otros.
O si insistes con eso de que eres lesbiana.
Te esperaré.
Miss Valery: ¿Por qué tienes que sentir todo esto ahora que yo ya lo superé?
Ing. Lara: Yo ya acepté que estés con alguien más.
Para que seas feliz.
Porque así tiene que ser... desgraciadamente.
Nunca es tarde para volver atrás.
No es mi intención hacerte dudar.
Quiero que vivas.
Compares.
Conozcas otras cosas.
Otros cuerpos.
Otras experiencias.
Y cuando hayas vivido todo.
Aquí estaré. Esperándote.
Se aprende a golpes.
Así estoy aprendiendo yo.
Miss Valery: No quería que fuera así.
Pero sabía que al marcharme no volvería jamás.
Mario.
Tengo que irme...
Voy a comer con mi papá.
Mamá no está aquí.
Se fue al catecismo, para variar.
Ing. Lara: Ok.
Nada más quédate con esto.
Te espero y te amo.
Vive tu vida.
Se feliz.
Te amo.
Miss Valery: Y yo a ti.
Adiós.
Ing. Lara: Adiós.

martes, 25 de marzo de 2014

Alguien se está divirtiendo

Despierto sola en mi cama. Es la medianoche. Mi novio no está junto a mí como siempre. Le llamo en la oscuridad. Silencio. Lo busco en el baño. En la cocina. Nada. Tengo un mal presentimiento. Me visto de prisa y bajo las escaleras del edificio hasta el estacionamiento. Manejo más allá de los límites de la ciudad, cerca del río. Doy vueltas por las calles oscuras hasta que encuentro la casa móvil. Espero unos minutos. Mis manos tiemblan de miedo y frío. Salgo del auto y camino hasta la casa móvil. Escucho música y risas. Alguien se está divirtiendo. Maldición. Acerco una silla abandonada que me sirve para alcanzar una pequeña ventana. Ahí está él, cogiendo con una mujer de su trabajo. Golpeo la ventana con fuerza y empiezo a gritar. Veo sus caras de sorpresa y horror. Les digo que si no salen de ahí incendiaré el lugar. Arrojo piedras contra las ventanas. Salen de la casa móvil. Ella está llorando. Él esta en shock. En ese momento me doy cuenta de que no tengo la menor idea de dónde estoy o quiénes son esas personas. Es más, ni siquiera tengo novio. ¡Soy lesbiana!

lunes, 24 de marzo de 2014

Conversando con Pirli

- Oye, Valery. ¿Tú eres la que traía onda con Omar Reyes?
- No sé quien ptm es ese cabrón.
- Ay perdón. Me equivoqué de puta.

viernes, 21 de marzo de 2014

La impertinente de mi mamá

10 de la mañana. Contesto el teléfono.
- Hola, má. ¿Qué hay?
- ¿Te acuerdas de Sergito?
- ¿Cuál Cerdito?
- ¡Sergio... Sergito! El chico que estudió contigo en la primaria.
- Hmm.. Eso tiene como veinte años. No lo recuerdo. ¿Qué le pasó?
- Se murió su papá esta mañana.
- Uhh. Pobre.
- Voy a ver si te consigo su teléfono para que le llames.
- No, mamá. ¿Cómo le voy a llamar si ni siquiera me acuerdo de él?
- Ash. Tu siempre tan antisocial.

10 de la noche. Contesto el teléfono.
- Hola, má. ¿Qué hay?
- Estoy en el velorio. (susurrando)
- ¿Cuál velorio?
- ¡El del papá de Sergio!
- Ah. Neta. ¿Y qué haces ahí o qué?
- Espera... te voy a pasar a Sergito.
....
Voz de hombre:
- ¿Sí? ¿Quién habla?
- ... click.

sábado, 15 de febrero de 2014

Una noche de película

Llegué al nuevo depa de Juan, un espacio pequeñito con solo una cama y tele. Nunca ha tenido mucho, pero a este lugar se le notaba la zona. LLevé pizza para ver pelis. Apenas llegué, me soltó un "Apestas a ajo". Me mandó a bañarme y cambiarme de ropa. ¡Acababa de terminar un turno de casi 12 horas! Me dio ropa de él (una playera enorme que parecía túnica) con onda medio prepotente. De mala gana me bañé y me cambié.

Salí, me senté en la cama y abrí un refresco porque no había comido nada (hay una historia larga, pero mi trabajo en fines de semana es muy movido y no hay un minuto para descansar). Terminé el refresco mientras le contaba mi día y empezamos la peli. Estaba sentada en la cama, junto a él. A los pocos minutos, abrí otra lata de refresco y... ¡maldición, se derramó! Tomé lo que pude rápido, pero unas gotas cayeron en la cobija. Le pedí disculpas y le dije que la lavaría. Su respuesta: "¿No sabes que debes de abrir los refrescos encima del bote de basura?" Yo le dije: "¡Pero el primero no explotó!" Su respuesta: "DEBES SABER que las latas de refrescos se abren encima del bote de basura". En ese momento, empezó a molestarse bastante conmigo. "Necesito un cigarro", dijo y salió.

Aproveché que estaba fuera para abrir las cortinas. Quería ver las luces de la ciudad. De madrugada la Ciudad de México se ve increíble. Lo vi afuera, lo saludé sin pensar nada malo. Tiró el cigarro al suelo y entró corriendo: "¡Nunca abras las cortinas!" Yo, tranquila: "Ok, solo quería ver la vista". Él: "¡La vista! ¡Todo el mundo nos verá!" Yo: "Ok, ok". Cerró las cortinas y nos sentamos a ver la peli. Había una tensión mala onda en el ambiente. ¿Para qué me invitó si estaba de mal humor? Yo que esperaba una noche de pizzas, peli y sexo, ahora tengo que estar disculpándome por todo. Abrí un contenedor de plástico con galletas, comí una y la dejé en la cama. Era una simple galleta de azúcar. Ni siquiera tenía platos. Paró la peli de golpe, se levantó y se indignó por la galleta. Me dijo que la recogiera, la señaló como si hubiera un alacrán o algo así.

Todo este drama lo entendería si él fuera siempre una persona limpia. Pero no lo es. Una vez fui a su casa anterior y tenía el piso lleno de empaques de comida rápida vacíos. Ni los había recogido, los dejó ahí y yo me tropecé. También suele tener basura por todas partes. Depende de su humor. Una vez estaba sentado en medio de la cocina con basura por todas partes. Pero al día siguiente, cuando fui, estaba todo limpio otra vez. Y, literalmente, abrí un muffin y se enojó porque no lo abrí encima del bote de basura. También vino a mi casa una vez y reorganizó toda la cocina. Ni siquiera exagero. A mí me gustó cómo quedó, pero luego se enojó porque dejé un vaso sucio en el fregadero.

A veces no sé cómo comportarme cuando estoy con él. Me siento súper controlada y eso no me gusta. Si no cogiera tan rico...